Francisco de Goya y Lucientes
Con un pincel único y una mirada curiosa y fascinante, Francisco de Goya, uno de los mayores exponentes de la pintura española, es una gran inspiración para Mercedes Arellano. Su obra trasciende por diversas corrientes y técnicas, por lo que, efectivamente, es un ejemplo de innovación, atrevimiento y arrojo para cualquier pintor posterior.
Francisco de Goya, español, nacido hacia 1746, inició su trabajo como parte de la corriente Barroca, aunque poco a poco su arte se convirtió en neoclásico, y, tal vez hasta en romántico y costumbrista, pero sin detenerse ahí. Goya, resultó un artista plástico único que, iniciando el siglo XIX, con sus obras, predijo el arte de finales de siglo cuando su trazo se fue transformando y permitiendo que sus obras fueran ganando expresión, por lo cual y de acuerdo a las palabras del famoso crítico André Malraux: “Goya es el padre del arte moderno.”
Para Mercedes Arellano, una de las cosas más significativas de Goya es que, a pesar de haber sido pintor de la corte y que entre sus obras se encuentran los retratos de los reyes y nobles españoles, como en la familia del monarca Carlos IV, el pintor también se preocupó por los asuntos sociales. Viviendo una difícil época de transición política en España, que incluía la guerra de independencia contra el gobierno francés de Napoléon, Goya retrató con gran dramatismo y emotividad los duros momentos del 2 y 3 de mayo de 1808, cuando inició dicha guerra por la libertad española.
Por otro lado, y más adelante, Goya tuvo una etapa conocida como Pinturas Negras, donde relata con crudeza y atino los asuntos del tiempo, la maldad, la muerte y el destino, dándole un giro radical a su trabajo, plasmando únicamente lo que consideraba momento de representar, siempre con valentía.
Todas estas características y cualidades del pintor español son lo que lo han llevado a ocupar un lugar especial entre los artistas del mundo y representa, para la Maestra Arellano, una infusión de valor a través de la idea de que el arte puede ser el vehículo para el humor, la sátira y hasta la ironía para que, de forma sana, se manifiesten no solo los sentimientos de un autor, sino también su interpretación de la realidad, incluyendo lo que sucede a otras personas y al mundo, en general. Sin duda, una inspiración de vida. Gracias, Francisco de Goya y Lucientes, Maestro.
